sábado, 13 de noviembre de 2010


¿Qué es la vida? Un camino de cenizas, de espinas, de rosas. Es un espejo convexo, el reflejo de nosotros mismos. La vida es un hilo largo o corto que intentamos cruzar con el paso del tiempo. Un puente hacia el abismo o hacia la felicidad. Estoy sentado al otro lado del cristal, dentro de este tren que me lleva a no sé qué destino, a no sé qué estúpido camino. Veo el túnel oscuro y más allá un rayo de luz que discurre a lo largo del espacio, rápido, fugaz como el tiempo, como la vida. La vida es un segundo que pasa por delante de nuestros ojos mientras nos dedicamos a pensar, a tomar decisiones; vida es arriesgarse y dejarnos guiarnos por lo que dice nuestro corazón. La mayor parte de nuestro tiempo lo pasamos sentados en este círculo en llamas, esperando a que se apague el fuego que arde desde nuestro interior. Y mientras tanto escuchamos una voz interior que dice: atrévete, lánzate al abismo. No te engañes, sabes que debes hacerlo: ahora o nunca. Es entonces cuando todo se para. El mundo deja de girar. Inmóviles en este instante. Y oyes los latidos de tu corazón que palpita lentamente, como un caballo que cabalga entre la hierba fresca del invierno. La sangre que circula, que se expande por todo tu cuerpo. Cierras los ojos y, de repente, vienen todos los recuerdos a traición. Todos los momentos de tu vida a modo de fotogramas. Imágenes que se cortan en nada, pequeños destellos de instantes que un día viviste y que jamás volverán. Y en ese momento desearías volver atrás para volver a vivirlos, para cambiar cosas, para salvar momentos que hoy ya no están.

Somos pequeñas estrellas fugaces que pasan en medio de estas mentes ajenas que viven la vida al mismo tiempo que nosotros, formando constelaciones, triángulos, lazos de conexión. Hilos frágiles que hay que reforzar si no queremos morir solos en medio de tanta oscuridad.

lunes, 11 de octubre de 2010


¿Sabes cuándo algo va a estallar de repente? como un meteoro perdido enmedio de este espacio bidimensional. Recorro arriba y abajo las miles de constelaciones. Y busco, en vano, la mía. No hay sitio para mí. No hay lugar en el que yo pueda caber. Soy como una nota inútil enmedio de un pentagrama en sucio. Soy como un punto y aparte al final de cada frase; un paraíso infinito de rarezas e ideas absurdas. Nunca fuí el tipo guay del barrio, ni inventé alguna que otra de esas estúpidas frases que se ponen de moda en boca de todos. Soy como la prenda que nunca te pondrías. Un detalle que pasa inadvertido en una lista de cumpleaños. Busco algo que me pueda cambiar, el momento perfecto para decirle al mundo: este soy yo, por fin me he encontrado. Un día cualquiera encontraré la parte que me falta para ser el sueño cumplido de tus deseos e ilusiones.

domingo, 10 de octubre de 2010

Todo y nada y, de repente, tú.

No logro dormirme. Hace días que no consigo conciliar el sueño. Y la única explicación razonable que encuentro a esta situación es que hay algo dentro de mí que dice: vive al máximo, aprovecha todo lo que te está pasando porqué algo grande va a pasar, algo va a cambiar tu vida de repente. Y esa sensación agridulce es algo que me está matando desde hace varias noches. Mis sueños de cada vez son más raros; me despierto con un mal sabor de boca porque recuerdo todo: cada uno de los detalles de esos sueños. Y, en parte, es como una punzada dentro de mí, un dolor que no me deja pensar. Son las 3.20 de la madrugada y a través de esa ventana vacía que me separa del mundo estoy yo, sentando en esta silla de oficina, en mi escritorio lleno de apuntes, esquemas, libros de arte y demás. Y entre ellos algun que otro libro con el que intento entretener y alejar mí mente del estudio de vez en cuando. Las paredes de cartón me permiten oir todo lo que está pasando afuera. De noche las tormentas se ciernen sobre este pequeño agujero del mundo y llueve sin cesar. Intento calmar mí sueño escuchando el ruido del agua que estalla contra el suelo. Y eso crea ritmos en mí cabeza. No puedo parar de pensar porque mi mente está funcionando las 24 horas diarias. Y esto nunca me había ocurrido. Mejor dicho, hacía tiempo que no pasaba. Y ahora regresa como aquel recuerdo dulce de nuestra niñez. El pasado que viene y toca en la puerta de nuestro corazón, buscando una sonrisa o una lágrima de felicidad, de dolor, de tristeza, de rabia. Son las...bah, ¡Qué más da! porqué ya he perdido la noción del tiempo. Ya no tiene sentido mirar las agujas del reloj. Ya no tiene sentido volver atrás porque todo tiende al futuro. Y en mí camino solo puedo palpar cosas que están por venir, cosas que necesito saber cuanto antes porque sino, voy a volverme loco. Si es que ya no lo estoy.

lunes, 9 de agosto de 2010

Paraules que fan olor a vitamina d'un estiu qualsevol.

I te mir quan elenes s'aire que se trenca enmig de la mar que s'endinsa en els teus ulls. Som dos peixos vermells que se confonen amb el sol. Un sol que mos crema sa pell mentre nedam dins s'aiguo calenta que bull de passió i de sexe. Som dos grans de sal marina que tasta s'aiguo amarga, mentre beus de sa font de sa vida que te dóna plaer i amor. Ses teves sabates penjades de s'arbre més alt que em trobat per fer-nos ombra mentre me dones un beso davant de tothom. I es teus ulls són dos miralls que pinten paisatges marins i platges desertes. Nuus tu i jo. Enmig de sa roca que atravessa sa terra prenem sa lluna i de dia mos imaginam un cel d'estrelles. I veim núvols i panteres, i selves amazòniques que mos obrin portes a nous mons perduts. Perduts entre aquests llençols que emboliquen es teu cos. I un perfum que me nodreix de passions i records. Records que d'enfora pareixen malsons. I roba estessa damunt sa teva pell morena i llisa. Llisa com sa senda de sa nostra vida. I vitamina d'un estiu qualsevol estirats damunt s'arena que mos crema sa pell de s'hivern i mos vesteix d'olors i de festa. I en sa nit te mir mentres dorms damunt es meu pit. Te mir i dic: i fa dies que pens que encara t'estim.

martes, 3 de agosto de 2010

De vez en cuando el amor.


De vez en cuando suelo pensar en ti. Nos abrazábamos al compás del silencio de la noche que nos abrazaba él también. Y en ese abrazo la fusión de un solo sentimiento. Todo en uno. Viviendo del amor del otro. Éramos como dos sombras perdidas que se perdían bajo la mirada de la noche. Nuestros cuerpos se encendían con el fuego de la pasión y, al amanecer, se consumían entre las cenizas del olvido. Un olvido que se sumerge en estos días de anhelo, de soledad. Nos hemos distanciado. A pesar de nuestros sentimientos. Y es que a veces tiramos tanto del lazo que nos une que, la fragilidad de la situación, hace que se rompa. Y en ese momento desearías no existir, no pensar, no sentir, no sufrir, no amar. De repente, todo eso que has vivido pasa por delante de tus ojos a manera de cortometraje en cuyos fotogramas se describe el amor de los días pasados. Se siente el deseo de dos jóvenes ansiosos por conocer quién es quién, cómo es el uno y el otro. Hoy me quedo con las ganas de haber sido quién no fuí cuando tenia que ser yo mismo. Hoy me muero por saber quién eres cuando antes eras quien yo sé que no fuíste. Todos somos parte del jurado que decide sí somos culpable o no. En parte, porque los dos sabemos que no se puede amar dos corazones al mismo tiempo. Y en parte porque los dos hemos amado del mismo modo que hacen los niños cuando se inician en el mundo del amor. Cuando se ensalzan de sentimientos, a veces equivocados y ,otras, acertados. He aprendido a que no podemos amar solo a alguien en concreto. Por nuestra vida pasan tantas personas, que cualquier día una de ellas te cambia la vida. El amor es un abrir y cerrar puertas hasta que encontramos la llave que abre y cierra para siempre la que creemos amar. La que encierra todo lo vivido y deja de lado las experiencias que nos han hecho más fuertes para decir ahora, con sinceridad, con seguridad, sin miedo, sin temblor: te quiero.

Hoy los días pasan mientras sigo sumergido bajos las sábanas que anhelan el perfume de nuestros abrazos marchitos. Hoy me paso los días atrapado entre estas cuatro paredes de la habitación, encerrado en la prisión del alma que quiere liberarse del polvo que va dejando por el camino la tristeza y la melancolía de estos día vacíos sin ti. He perdido la cuenta de los días. He perdido algo que no supe valorar en su momento. Algo que nunca regresará, como los años, como el tiempo que sigue y no puedes volver atrás.

lunes, 26 de julio de 2010

Te busco y no te encuentro. Otra vez en este paraíso portátil que nos arrastra hasta el placer. Somos dos en uno. Dentro de este metro cuadrado que nos transporta hacia donde no hay luz. Protegidos bajo la oscuridad de esta fría noche. Contigo sólo veía el cielo, las estrellas y nada más. Sólo estabas tú. El teléfono no paraba de sonar. Era como un shock eléctrico que me destrozaba los tímpanos. Era una llamada de auxilio, un -perdóname, no volverá a ocurrir. Estabas dentro y me arañabas las heridas con más rabia que nunca. Me habías perdido y era demasiado tarde para darse cuenta. Yo sólo buscaba el silencio, pero siempre venían a por mi los recuerdos. Eran como las pesadillas que te despiertan en la madrugada, sudando y sin aliento. Éramos uno. Y ahora simplemente somos dos piezas de un espejo que se ha partido en dos. Siempre me habían dicho que los diamantes no encajan bien entre sí. Cuesta esculpirlos. Y yo intenté esculpir tu corazón. Imposible. Nunca había encontrado nada. Nunca había encontrado en él una razón para seguir adelante, para creerte, confiar en ti. Y, sin embargo, seguías siendo mí diamante preferido. Te seguía amando. Y hoy te mentiría si dijera que he conseguido olvidarte. El tiempo nos hace más fuertes. El tiempo es una especie de vitamina que nos cura las heridas. Y yo, sin embargo, tengo aún tú cicatriz. Pero ahora no nos queda nada. Ha pasado todo. Nuestra situación es similar a la de un tren que se marcha de la estación y cierra sus puertas frente a tus narices. A veces es demasiado tarde. No reaccionamos a tiempo y perdemos para siempre el tren que nos podría haber hecho felices. El tren que te podría haber cambiado la vida. Todo pasa, pero nada vuelve. El pasado es como un tesoro que es mejor no encontrar. El pasado es mejor guardarlo y cuando estés triste busca en él los momentos más bonitos para hacer de los tristes polvo y ceniza. Tú y yo somos el fuego que arde y se consume en la tierra húmeda del presente del que huímos. Tú y yo: los dos polos opuestos que jamás se atraerán.

martes, 20 de abril de 2010

Inconscientes


El espacio bidimensional es la morada de mis miedos y vicios. El cristal, el espejo de mis objeciones, de mis ambiciones. Es el tapiz que separa cuerpo y mente, vida y muerte, alegría y tristeza. Es el mundo maniqueo de blancos y negros. Y el estrecho pasillo entre uno y otro: el filo de la navaja de grises metálicos que se desplazan continuamente. Somos equilibristas que han aprendido a andar por la cuerda floja: a caer cuesta abajo y a chocar con la pared. El castigo de la vida, el volver a nacer. Somos aprendices de maestros ex-alumnos de esta escuela que es la vida. Y el reino animal de los paraísos cohibidos entre caos y orden. Una nube que se acerca en un día soleado. Somos el verdugo y la cabeza del condenado. El instante del beso que nunca nos dimos, el placer que nunca sentimos. Seremos lágrimas en ojos en que nunca nos vimos. Somos miradas perdidas en el horizonte borroso que nunca vimos. El boulevard de los sueños vacíos, de los te quiero que nunca dijimos. Y en el amanecer del mañana nos acomodaremos entre las sabanas blancas de pureza e inocencia perdidas. El éxito de nuestros enemigos, la derrota de los vencidos.
Las mañanas que nos esperan al salir por la puerta de casa, el fuego que nos entra por los ojos nos cegara mañana. Y seremos las cenizas de un volcán en erupción. El fracaso de nuestros propósitos y la venganza de nuestros engaños piadosos. La niebla que crece en el espacio nos tapara los ojos y perderemos el rumbo, la orientación. Y, sin embargo, seguiremos siendo los amantes del círculo vicioso, del mundo inherente y de las infidelidades más crueles. Tú y yo, la pecera deforme de la realidad inconsciente. Nos seguiremos odiando y amando, abrazados en el transcurso de la metamorfosis vital. Seremos crisálidas apunto de volar, seremos el eje de los astros que giran y rodean el espacio. Tú, el centro, yo el anillo. Yo la jaula y tú el pájaro. La libertad y la obediencia. Y mientras vivamos seremos como los polos opuestos que se atraen por el magnetismo neurálgico del amor. Amor que nos vendrá a despertar en las mañanas frías y dejará al descubierto nuestros cuerpos maltratados por el viento y el fuego de las noches de invierno. Y en el olvido nuestros corazones en el exilio se marchitaran como nuestros temores.

sábado, 17 de abril de 2010

Un gramo de libertad


Nuestro mundo es la sombra de un nautilo apunto de lanzar sus proyectiles contra todo aquel que atente contra sus ideas. Nadie es libre. Los pensamientos son naufragios de conceptos vacíos. Los conceptos mismos son esquemas legítimos que se basan en el poder y en la autoridad. Un poder acechado por las riquezas y el avance. Y, en el abismo, un camino inseparable entre el dolor, el sufrimiento, la agonía, la desesperación, el orgullo y la muerte. La muerte de la modernidad y el progreso, de la cultura y el hombre. Deciden y hacen por nosotros. Y, citando un texto que para estos casos me viene de lujo, "El hombre 'no' ha salido de su minoría de edad." Cuando E. Kant formuló su concepto de Ilustración no halló el error en el que hoy hemos acabado todos. No hace falta coraje ni valor para salir de esa minoría de edad. La razón es esclava del poder. Y, mientras existan verdades sobre cualquier tipo de autoridad que aporten cuestiones de peso sobre la positividad o la negatividad de aquella, los hombres seguiremos siendo el polo opuesto del poder. Es el conocimiento el granaje entre poder y hombre. Y es el poder el que influye sobre uno y, éste, posteriormente, sobre el sujeto: el humano.

Así pues, llegada a la conclusión, creo que la filosofía nace con la intención de crear una especie de 'utopismo racional' con el que se nos ampara y nos protegen. Es una filosofía basada en el consuelo. Nos hacen creer que hemos de luchar, que hemos de rebelarnos y 'desviarnos'. En la vida hay dos tipos de caminos a tomar: la tradición o la desviación. Supongamos, para ver más claro este concepto, el caso de la Revolución Francesa. El tipo de ideología del poder era 'absolutista'. Y, no obstante, hubo unos cuantos que no estaban deacuerdo, no aceptaban su presente histórico y criticaron esa forma de gobierno buscando otras alternativas. Y uno de ellos fue Kant, que criticó su época, no aceptaba su presente y buscó una nueva forma de evadirse. Y, aquí, señores, el concepto que nosotros tenemos actualmente de 'contemporaneo' es erróneo. Contemporaneo es aquel que es atemporal, que no acepta su momento, su presente. Aquel que va en contra de las normas y las critica porqué ve en ellas algo injusto, alguna razón de peso que no acaba de agradar. Entonces se desvia y se revoluciona. El contemporaneo es intempestivo, es el 'moderno'.


Entonces señores y señoras, menores de edad la mayoría, ¿en qué aspectos somos nosotros modernos? No criticamos nada, no juzgamos. Y si lo hacemos lo es mediante una 'reforma'. Somos seres que pasamos por una especie de 'no sé qué', que llamamos 'vida' y morimos creyendo haber hecho algo de provecho para esta humanidad. Algo de provecho como 'trabajar, alimentar a una família, enamorarse, casarse, tener un coche, una casa, una televisión de plasma,...' ¿Desde cuándo esto es vida? Vida es sentir que, sea de día o de noche, la energía corre y palpita a tu alrededor. Vida es que nadie te impone normas, que nadie le da forma a tu cuerpo. Y el vivir es autónomo, no dependemos de nadie. El hombre nació con la necesidad de saber y hallar soluciones a todo aquello ante lo qual se quedaba maravillado. Buscaba expectativas. Y entre esas expectitivas estaba el vivir. Vivir es comunicarse con los demás, compartir ideas, emociones, vícios y manías. Mentiras absurdas son aquellas que hablan sobre nuestra dependencia y herencia de la cultura clásica. Si hoy un griego se levantara de su tumba se revolcaría entre la ira y la rabia al ver el mundo que hemos construído. No lograría entender el por qué. No sería capaz de aceptar que ellos se esforzaron por crear un sistema de gobierno basado en la libertad y en la comunidad. No podría entender que aquello que ellos entendían como 'arte' para nosotros es: un saber arqueológico de unos cuantos. Vería una cultura desvanecida por lo suelos, menospreciada hasta la saciedad y 'prostituída' en manos de uno gobieno incompetente.


Señores y señoras, ladies and gentlemans: ¡Bienvenidos al verdadero mundo en el que viven!

martes, 13 de abril de 2010

Martes 13, nunca mejor dicho

A través de la ventana veo las luces de la ciudad que se encienden y se apagan. Son señales de auxilio. Cunde el pánico. Desde el escritorio contemplo a través del cristal cómo viven allí afuera. Hay disparos, gritos y la adrenalina se apodera de sus mentes. Veo el espacio tangible en el que viven y el aire que respiran es el artificio del progreso. El silencio se demora en el espacio en que vivimos. Me cuesta encontrar los límites de nuestros sueños y no llego a comprender del todo por qué existen los miedos que hacen que dejemos de creer en la realidad. Siento como si detrás del cristal estoy yo sólo y tras de mí el abismo inmenso, como una especie de acantilado al que me he de lanzar para conseguir mis propuestas, para alcanzar mí meta. Y, sin embargo, esa adrenalina, ese placer de lanzarse sin pensar en lo que puede ocurrir yo no lo siento, no lo vivo. Debería estar entusiasmado con todo lo que me está ocurriendo, pero no.

Alguien me dijo que ahora tenía una estrellita al lado y que no me bajara del lugar en el que estoy. Dudo mucho que conmigo existan cosas como las estrellas o las esperanzas. Creo que no he sabido invertir suficiente tiempo en mí, pero he dedicado mucho en las demás personas. Durante años he acabado por convertirme en una especie de Freud inconsciente para los demás, a quienes vendía esperanzas y predicaba que con el esfuerzo todo se convertía en logros. No obstante, aún no he llegado a comprender el por qué. Nunca entenderé cómo pude confiar tanto en los demás y crearles en ellos una motivación para que siguieran adelante cuando en mí nunca lo he hecho. Necesito vivir la vida como la vivía antes, hace unos meses. Necesito adrenalina, tensión, alegría. Odio el capricho que se permite nuestro corazón cuando las cosas no nos salen del todo bien. Y veo más allá de mí una completa farsa de triunfos, de metas, de sueños que , difícilmente, con ilusión se puedan llegar a hacer realidad. La gente construye mucho su destino, pero lo único que consiguen es quedarse en medio del camino porqué no saben lo qué buscan, lo qué realmente desean y niegan saber. Yo, por lo menos, intento dejar que la vida juegue un poco en mí contra, que venga alguien y me destruya las esperanzas. De alguna manera consigo -no sé cómo ni por qué -que todo ello sirva para aumentar mí empeño en que lo voy a conseguir, en que no me voy a rendir y que voy a luchar cueste lo que cueste.

lunes, 12 de abril de 2010

El principio del fin



Estaba en el autobús de vuelta a la jungla, al huracán de la independencia. Estaba intentando aprenderme algunas frases claves para el examen de filosofía, pero me he dejado llevar por mí instinto racional y he acabado teniendo un diálogo interior conmigo mismo. No estoy loco. Es algo natural en mí revisar a diario toda mí trayectoria vital. Claro que, si solamente fuera eso. No. Siempre acabo haciendo un análisis profundo de la sociedad en la que vivimos y en el mundo en el que nos ha tocado reír, llorar, soñar, pensar. Todo siempre des de mi perspectiva. Intento ser objetivo, pero, desgraciadamente, siempre prima por delante la subjetividad. Y no es que de pronto me haya vuelto loco y haya decidido empezar con esto. No. Siempre había pensado en escribir, pero como siempre lo que escribo es todo para mí, ahora intento proyectar más hacia afuera y dejar de ser el autor y lector de mis propios pensamientos.

Intuyo cierto aire de vacío, de plasticidad y artificio en la gente. No sé por qué. Pregúntenme, por ejemplo, sobre el poder. No diría nada al respecto, pero hay tanto por cambiar, tantas cosas que…dejémoslo. Lo principal es poder vivir, pero yo no soy el pelele de nadie, ni me dejo conducir por el flujo social barato. Siempre he querido romper con los moldes que nos restringen, con la prostitución política, barata y desfasada. Me gusta ser quien pone las cartas sobre la mesa y tomar las decisiones adecuadas. Y os aseguro que si se tratara de dirigir el mundo llovería a gusto de todos. Pero, sinceramente, nunca me ha apasionado la política. Una política desvirgada hasta la saciedad y que ha dado tanto jugo a la superficial, analfabeta y servicial prensa. Servicial en el sentido de esclavitud. Si señores, la prensa no la manejan cuatro lobbies del Greenpeace libertinos, sino las mismas empresas e instituciones privadas, que a su lado la dictadura franquista era un hazmerreír de censura y violencia. Ahora nos manejan igual que antes, la violencia es la misma. Lo que pasa es que ahora es puramente psicológica. Y te prometo que puedes tomarte todos los ibuprofenos que quieras pero tu mal no tendrá nunca cura. Sé feliz con lo que tienes, confórmate y créete todo lo que te dicen. Es más fácil vivir en la ignorancia y morir pensando que has hecho algo bueno para esta humanidad.

Odio que la gente no critique mi trabajo encima de cualquier escenario, dentro de cualquier ámbito público porqué soy demasiado perfeccionista. Soy fácil de querer, de conservar y puedo ser la mejor persona del mundo, te lo aseguro. Pero como te cruces por mí camino e intentes destruir mis sueños e ilusiones poniendo obstáculos puedo llegar a ser la peor persona del mundo. Puedo ser peor que Belén Esteban en un ataque de cólera Andreopatógena. Y lo peor es que intentaré amargarte el resto de tus días. (…). Ojalá fuese así y tuviese dos pares de… para enfrentarme de este modo a las personas, pero soy incapaz. Y la nobleza no se mide con las palabras, sino con los actos. Alguien me dijo una vez que el hecho de ser tan sumamente amable y bueno me llevaría a la ruina. Me dijeron que tenía que aprender a ser más tajante con mis decisiones, que debía decir ‘no’ cuando algo no me gustaba. Lo he intentado, lo prometo. Es totalmente imposible. Es un lujo que nunca me podré permitir. Bajo esta faceta de intelectual soy alguien inexplicable. No me defino por mi forma de actuar, sino por mí forma de ver el mundo, de ver las cosas, la vida. Soy demasiado negativo, pero a veces es bueno. Siendo optimista aprendí que te llevas los baches más grandes de tu vida. Te lo aseguro.

Aquí empieza el quilómetro cero de un largo y apasionado viaje que puede resultarme algo atractivo, pero visto lo visto dejaré que sea el día a día lo que me incite a escribir todo aquello que no puedo expresar en la realidad. No pretendo aburrir, sólo espero que haya algún curioso/a que sienta inquietudes de cómo siento mí vida, de cómo la veo y la explico y que, además, pueda leer entre líneas un doble mensaje.